
Un problema habitual en el procesado de polvos es el apelmazamiento y la formación de grumos. El apelmazamiento es una reacción dependiente del tiempo en la que la superficie de las partículas que rozan entre sí se vuelve pegajosa y deja de fluir. El control de la actividad del agua puede detener el apelmazamiento y la formación de grumos identificando los niveles de actividad del agua que causan problemas. Por ejemplo, si un fabricante compra lactosa secada por pulverización con una actividad de agua de 0,470, tendrá problemas para hacerla circular por su maquinaria.
Los polvos casi siempre se mezclan con otros ingredientes para elaborar un producto acabado. En una mezcla de polvos o especias, los distintos componentes pueden tener diferentes valores de actividad de agua. Como los polvos tienen un tamaño de partícula tan pequeño, el agua pasa casi inmediatamente de los componentes con alta actividad acuosa a los de baja actividad acuosa, lo que hace que las mezclas de especias se solidifiquen y se conviertan en grumos duros como piedras en cuestión de minutos. Conocer la actividad del agua de los distintos ingredientes ayuda a evitar este problema.
Todos los productos tienen una vida útil finita. La mayoría de los polvos muestran un punto distinto por debajo del cual son estables durante meses o años. Por encima de este punto, sucumben a la oxidación de lípidos, la degradación de vitaminas y otras reacciones nocivas a un ritmo mucho más rápido. Esta "actividad crítica del agua" es fácil de encontrar en cualquier producto. La pista más importante es la isoterma de un producto, que identifica una especificación de actividad del agua que protege los ingredientes.
Si un fabricante puede resolver todos estos problemas en polvos y especias, el siguiente reto es asegurarse de que siguen resueltos. Muchos instrumentos de control de calidad sólo son útiles en el laboratorio: son demasiado complicados o delicados para utilizarlos en cualquier otro lugar. El AQUALAB 4TE es diferente. Ofrece una precisión de +/-0,003 aw sin importar dónde se encuentre. El instrumento es sólido y fácil de usar, y no requiere ninguna formación especial ni preparación de muestras. La actividad del agua es tan fácil de medir en la fábrica como en el laboratorio.

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